Estas impetuosas mujeres dominaron la noche urbana del Calibash - Los Angeles Times
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Estas impetuosas mujeres dominaron la noche urbana del Calibash

Tokischa besa a una de sus bailarinas durante el Calibash del 12 de febrero del 2024.
(James Carbone/For Los Angeles Times en Espanol - De Los)
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Cerca de la 1 de la mañana, luego de una larga espera producida por una falla imprevista en los equipos de sonido, el cantante estadounidense de origen dominicano Prince Royce apareció finalmente en la tarima de Crypto.com Arena, como uno de los actos central de la primera fecha de la edición 2024 del Calibash.

El evento había empezado casi cinco horas antes, y como era de esperarse, muchos de los asistentes se habían retirado, pensando que el concierto se había acabado o a causa del agotamiento. A fin de cuentas, Los Ángeles está lejos de ser una ciudad en la que las actividades de esta clase sobrepasan la barrera de la medianoche.

Sin embargo, ya para entonces, la primera fecha del festival anual de la radioemisora Mega 96.3 FM, dedicada por completo al género urbano con la excepción de Royce, había dado cuenta de lo que terminó siendo su aspecto más interesante: la presencia de mujeres jóvenes y desafiantes que conquistaron a la audiencia con sus actitudes, sus personalidades y sus canciones.

Otro momento del acto de Tokischa.
(James Carbone/For Los Angeles Times en Espanol - De Los)

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Al borde de la medianoche, las cosas se habían encendido a rabiar con la participación de Tokisha, una rapera dominicana que llamó internacionalmente la atención luego de besarse de manera apasionada con Madonna durante la presentación que esta hizo en junio de 2022 con motivo de la Semana del Orgullo de Nueva York.

Tokisha, que es bisexual y tiene una cuenta en OnlyFans, ha causado también controversia por hablar sin reparos de su pasado como prostituta adolescente y por el carácter profundamente explícito de sus letras, empezando por la de “Desacato escolar”, que llegó a ser censurada por YouTube debido a la descripción que hace de situaciones que parecen involucrar relaciones sexuales entre menores y adultos.

Lo cierto es que el estilo de la señorita, ampliamente respaldado en el dembow, es explosivo, escandaloso y desfachatado desde el plano musical. En Crypto.com Arena, llegó acompañado por la conducta desafiante de su autora, quien terminó arrastrándose por el suelo mientras cantaba “Perra”, la canción que grabó al lado de J Balvin y que, evidentemente, no se refiere a una mascota. Al terminar la pieza, gritó “¡leche, leche!”, lo que tampoco requiere de explicación. Y ante la falta de Madonna, terminó besando a una de sus bailarinas.

Young Miko en el mismo evento.
(James Carbone/For Los Angeles Times en Espanol - De Los)

Todo por ellas

Dos horas antes, el escenario fue ocupado por Young Miko, una artista puertorriquena declaradamente lesbiana cuyas letras igualmente directas están generalmente dedicadas a otras mujeres, como es el caso de la divertida “Lisa”, que lleva un nombre específico pero habla en realidad de su obsesión con toda clase de mujeres.

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El simple hecho de que hable de chicas desde una perspectiva de chica dentro de un género que ha estado tan anclado en el machismo y la misoginia resulta novedoso, y la boricua, firme proponente del trap, tiene sin duda ingenio para el juego de palabras. Tampoco le faltan presencia escénica ni pasos de baile creativos.

El único problema por aquí es que, en vivo, su voz sonó desafinada y nada contundente, lo que no fue un obstáculo para que las mujeres presentes la recibieran efusivamente cada vez que se acercaba a las tribunas que ocupaban dentro del coloso angelino.

La argentina María Becerra en el Calibash.
(James Carbone/For Los Angeles Times en Espanol - De Los)

Momentos antes, tuvimos la oportunidad de apreciar una tendencia distinta, pero igualmente femenina, gracias a la presentación de María Becerra, una cantante argentina que hacía su debut en los Estados Unidos pero que ha dado ya de qué hablar debido a sus colaboraciones con Los Ángeles Azules, Enrique Iglesias y Prince Royce.

Becerra no tiene una gran voz; de hecho, antes de dedicarse a la música, era una ‘youtuber’ (una ‘youtuber’ particularmente exitosa, eso sí). Pero es simpática y atractiva, y practica un reggaeton accesible que no cae necesariamente en la vulgaridad, como lo prueba su tema bandera “Automático”, que emplea la metáfora para referirse a una apasionada sesión de pareja mientras habla supuestamente de un automóvil.

Sin embargo, la dama que manejó la propuesta más profesional en el plano musical fue Nicki Nicole, una cantante igualmente argentina que pertenece a la misma generación de Becerra (las dos tienen 23 años), pero que cuenta con una voz ciertamente privilegiada y se esfuerza por ofrecer un estilo más diverso y elaborado.

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En realidad, Nicole no es una representante del reggaetón ni del trap, sino una rapera sofisticada que maneja por lo general letras mucho menos predecibles que las de sus compañeras. “Coloca’o”, por ejemplo, es un hip hop de la vieja escuela que alude al uso de sustancias, pero de manera original, y prescinde también de alusiones sexuales directas, mientras que “Wapo traketero”, su mayor hit, habla de un ‘dealer’ seductor bajo el ritmo de un sensual R&B.

El espacio de los hombres

En términos prácticos, quien gozó del mejor horario debido al entusiasmo que tenía en esos momentos el público fue Yandel, un veterano de la escuela reggaetonera que se dio a conocer como integrante del dúo Wisin & Yandel a fines de los ‘90, pero que ha grabado siete álbumes de estudio por cuenta propia y es ampliamente reconocido por los seguidores del género.

Consciente de las expectativas puestas en su actuación, el boricua salió a escena con un equipo de soporte que incluía a un baterista, un guitarrista y una corista, amparado por una fastuosa producción de videos coloridos que se proyectaban en las pantallas gigantes y que no dejaban de tener un curioso tono infantil en medio de sus alusiones a videojuegos antiguos y criaturas extraterrestres.

Como se esperaba, lo de Yandel fue un espectáculo de reggaetón con sonido tradicional en el que no faltaron las incursiones de la bachata, el merengue y hasta el vallenato, plasmadas en un repertorio que se inclinó hacia sus esfuerzos como solista, pero que no dejó de lado las composiciones grabadas al lado de su compadre Wisin, como “Mírala bien” y “Ahora es”.

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El momento de Feid en la tarima.
(James Carbone)

Antes de él, el colombiano Feid, quien maneja también el hombre artístico de Ferxxo, asumió una estética incluso más despreocupada al aparecer en la tarima vestido con pantalones cortos y una gorra al revés (“parece un ‘coach’ de béisbol, dijo alguien a mi lado) y usar como fondo una serie de videos de inspiración grafitera.

Secundado por dos Djs y un guitarrista particularmente entusiasta, el sudamericano brindó un set sólido pero afectado por una saturación de sonido que impedia la apreciación correcta de un repertorio en el que pudimos notar la presencia de éxitos como “Fumeteo”, “Castigo”, “Perro negro” y “Yandel 150”.

Pese a que la última pieza es un dúo con el cantante que le da nombre, este no apareció en el escenario para interpretarla en vivo al lado de su colega, aunque se encontraba evidentemente en el recinto, siguiendo una tendencia ya común en este evento.

A diferencia de otros festivales dedicados al talento latino que se realizan en esta parte del mundo, Calibash se había distinguido hasta ahora por ser una vitrina casi exclusiva de la música urbana y por presentar a las grandes estrellas del género.

Lo que se vio ayer fue por ese lado, claro; pero este año, sus organizadores decidieron diversificar el panorama al dedicar la segunda noche (es decir, la de este sábado) a la música regional mexicana, mediante la participación de artistas como Grupo Frontera, Yahritza y su Esencia y Conexión Divina. Habrá que ver cómo les sale el experimento.

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